{"id":1001,"date":"2018-11-09T01:29:00","date_gmt":"2018-11-09T00:29:00","guid":{"rendered":"https:\/\/juristas-ruidos.org\/2018\/11\/09\/pablo-dors-el-ruido-es-hoy-el-principal-terrorismo\/"},"modified":"2018-11-09T01:29:00","modified_gmt":"2018-11-09T00:29:00","slug":"pablo-dors-el-ruido-es-hoy-el-principal-terrorismo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/juristas-ruidos.org\/pablo-dors-el-ruido-es-hoy-el-principal-terrorismo\/","title":{"rendered":"Pablo D\u2019Ors: \u00abEl ruido es hoy el principal terrorismo\u00bb"},"content":{"rendered":"
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La editorial Galaxia Gutenberg acaba de reeditar su tercera novela, \u00abEl estupor y la maravilla\u00bb, una suerte de imaginadas memorias sobre el \u00abmilagro de lo banal\u00bb<\/h3>\n

Pablo D\u2019Ors<\/a> (Madrid, 1963) vive \u00aben un estado de permanente asombro y fascinaci\u00f3n\u00bb. Lo dice \u00absin \u00e1nimo de resultar presuntuoso\u00bb, en el transcurso de la conversaci\u00f3n que mantenemos a prop\u00f3sito de \u00abEl estupor y la maravilla\u00bb<\/a>, la que fuera su tercera novela, que Galaxia Gutenberg<\/a> acaba de recuperar. En realidad, la editorial que dirige Joan Tarrida<\/strong> est\u00e1 inmersa en la reedici\u00f3n de la obra completa del sacerdote (\u00abtodo un privilegio para un autor, soy muy consciente de ello\u00bb), que en el a\u00f1o 2000 debut\u00f3 como novelista y, tiempo despu\u00e9s, logr\u00f3 algo ins\u00f3lito: convertir en best seller un ensayo sobre la meditaci\u00f3n (su \u00abBiograf\u00eda del silencio\u00bb<\/a> es ya un cl\u00e1sico en toda biblioteca que se precie). En una suerte de imaginadas memorias, D\u2019Ors utiliza a Alois Vogel, vigilante en el Museo de los Expresionistas de la ciudad alemana de Coblenza y protagonista del libro que hoy nos ocupa, para reflexionar, con una libertad que asombra, porque resulta extraordinaria, sobre la virtud de lo peque\u00f1o, lo diminuto, en esta vida nuestra, milagrosa y \u00fanica.<\/p>\n

\u00bfQu\u00e9 le ha llevado a recuperar esta novela?<\/p>\n

\"\"Galaxia Gutenberg<\/a> est\u00e1 reeditando mi obra completa. Revisitar mis libros, a\u00f1os y hasta d\u00e9cadas despu\u00e9s de haberlos escrito, me ha hecho comprender mejor mi propia trayectoria literaria, de ah\u00ed que haya decidido agruparlos en trilog\u00edas: la del fracaso, la de la ilusi\u00f3n, la del silencio y, finalmente, la del entusiasmo. Podr\u00eda decirlo en t\u00e9rminos m\u00edsticos: conversi\u00f3n, purificaci\u00f3n, iluminaci\u00f3n y unificaci\u00f3n\u2026 \u00c9se ha sido, est\u00e1 siendo, mi itinerario.<\/p>\n

\u00bfRecuerda qu\u00e9 impulso hizo que la escribiera?<\/p>\n

Como la anterior, \u00abAndanzas del impresor Zollinger\u00bb, esta novela est\u00e1 escrita en un estado de felicidad. Me parece que se nota. En \u00abAndanzas\u00bb hab\u00eda escrito la historia de un n\u00f3mada, de un peregrino; aqu\u00ed es la historia de un sedentario, algo parecido a un monje.<\/p>\n

\u00bfC\u00f3mo se reencuentra uno con un libro m\u00e1s de diez a\u00f1os despu\u00e9s de escribirlo? \u00bfQu\u00e9 ha sentido al volver a leerse?<\/p>\n<\/p>\n

En la revisi\u00f3n de mis textos me han embargado dos sentimientos. Uno, lo confieso: ahora escribo mejor que antes, con mayor plasticidad, simplicidad y claridad, con estructuras mejor trabadas y con un horizonte m\u00e1s di\u00e1fano, si bien, probablemente, con menor frescura y desenfado. Y dos: todos los temas que me obsesionan (la relaci\u00f3n disc\u00edpulo-maestro; el valor de lo cotidiano y lo peque\u00f1o; la obra bien hecha; el poder de la atenci\u00f3n; la cultura como culto\u2026) estaban ya desde el principio. Para m\u00ed, es curios\u00edsimo que todo lo que m\u00e1s tarde escribir\u00eda en \u00abBiograf\u00eda del silencio\u00bb o en \u00abEl olvido de s\u00ed\u00bb, pero tambi\u00e9n en \u00abEl amigo del desierto\u00bb, o en \u00abSendino se muere\u00bb estuviera ya enunciado aqu\u00ed. Esta constataci\u00f3n me hace pensar que, habi\u00e9ndose movido todo tanto, a fin de cuentas siempre he sido fiel a mi impulso originario.<\/p>\n

D\u00e9jeme decirle que el personaje de Alois Vogel, su discurrir en estas ins\u00f3litas memorias, me ha producido, rememorando el t\u00edtulo del libro, estupor, me he sentido maravillada con \u00e9l. \u00bfQu\u00e9 tiene usted de \u00e9l? \u00bfY \u00e9l de usted?<\/p>\n

Alois Vogel es un personaje netamente centroeuropeo. Es un tipo extravagante, que hace cosas estrafalarias en las que, curiosamente, muchos se sienten -nos sentimos- identificados. Acaso porque todos seamos bastante m\u00e1s raros de lo que estamos dispuestos a confesar. O acaso porque la rareza y la extravagancia sea, a fin de cuentas, un estado bastante universal. Vogel reflexiona de forma in\u00e9dita y con una envidiable libertad; expresa lo que aprend\u00ed de mi maestro Elmar Salmann<\/a> con tanta asertividad como ligereza. Es un artista de lo peque\u00f1o, un buscador de una felicidad dom\u00e9stica y privada. Vogel pone a las claras que la novela en la que yo creo, y a la que he dedicado buena parte de mi vida, es \u00e9pica del individuo y sabidur\u00eda de la incertidumbre.<\/p>\n

Pues esta novela destila un gran amor hacia el arte. Si tuviera que elegir entre este y la literatura, \u00bfcon cu\u00e1l se quedar\u00eda? \u00bfC\u00f3mo reparte sus devociones entre estas dos estancias de su creatividad, de su ingenio?<\/p>\n

La literatura, siempre la literatura. Pero s\u00f3lo con palabras que nazcan de las im\u00e1genes y que conduzcan a ellas, puesto que el alma est\u00e1 hecha de im\u00e1genes, y a ellas deben apuntar siempre las palabras, so pena de quedarse en meramente especulativas o te\u00f3ricas (esas que s\u00f3lo alimentan la cabeza, pero no el coraz\u00f3n). Me interesa el pensamiento figurativo, no el abstracto. Por eso soy narrador, no ensayista.<\/p>\n

\u00bfY qu\u00e9 poder tiene el arte en la actual sociedad? \u00bfCu\u00e1l deber\u00eda, de hecho, tener?<\/p>\n

No es exagerado afirmar que toda mi narrativa, tambi\u00e9n los \u00faltimos t\u00edtulos, si bien de forma m\u00e1s indirecta, es una reflexi\u00f3n, desde la ficci\u00f3n, sobre el hecho cultural. En \u00abEl estupor y la maravilla\u00bb, una novela trufada de reflexiones sobre la realidad est\u00e9tica y sobre el quehacer art\u00edstico, esto resulta clar\u00edsimo. En ella digo que el arte cumple una funci\u00f3n claramente espiritual, y que ha suplantado en buena medida, es obvio, el espacio que cubr\u00eda la religi\u00f3n. Claro que hoy el arte, como todo en realidad, se cuestiona su identidad y, por ello, se ha vuelto esencialmente egoc\u00e9ntrico y autorreferencial. El artista, el escritor muy particularmente, debe ser un notario de lo real, pero no s\u00f3lo. No se trata \u00fanicamente de poner un espejo ante el individuo y la sociedad, que es lo que hace el arte y la literatura actuales, sino de mostrar c\u00f3mo ese espejo, si se mira bien, se transforma en una ventana. Que detr\u00e1s hay mucho m\u00e1s de lo que imaginamos y, ciertamente, mucho m\u00e1s hermoso y necesario.<\/p>\n

Se lo pregunto porque una tiene la sensaci\u00f3n de que, quiz\u00e1s, el arte est\u00e9 rodeado, a veces, de una cierta frivolidad\u2026 Hay quien va a los museos, a las exposiciones, para decir que ha ido o para que simplemente le vean, para ser visto, m\u00e1s que para ver. \u00bfC\u00f3mo se combate esa frivolidad, camuflada de supuesto amor por el arte?<\/p>\n

Lo peor que puede suceder con una novela es que sea pesada. Yo procuro escribir libros ligeros, pero no fr\u00edvolos, profundos, pero no graves. El arte contempor\u00e1neo suele moverse entre dos extremos: lo pretencioso y lo banal. La \u00fanica vacuna que yo conozco frente a esto es la humildad del artesano: el amor al oficio, la honestidad y tenacidad en la b\u00fasqueda, la entrega desinteresada\u2026 Pero es que para m\u00ed la escritura es un ejercicio espiritual.<\/p>\n

\u00bfY qu\u00e9 me dice del papel del artista? \u00bfSigue siendo relevante en nuestra sociedad?<\/p>\n

Todos admiramos a los grandes artistas y, al tiempo, casi nadie quiere que su hijo sea actor o poeta, prefiriendo, con mucho, que sea ingeniero, economista o abogado del Estado. El artista es el llamado a recordar el papel de lo gratuito en una sociedad eminentemente utilitarista. El artista debe hablar de lo invisible en un mundo pragm\u00e1tico. Su misi\u00f3n es la de rescatar la poes\u00eda que se esconde en lo prosaico. Nada de todo esto es, desde luego, urgente, pero s\u00ed esencial.<\/p>\n

El mundo de Vogel se reduce, aparentemente, a las cuatro paredes del museo. Y digo aparentemente porque, en realidad, sus vivencias son tan ricas como las de cualquier ciudadano viajado. \u00bfC\u00f3mo se puede trascender la experiencia cotidiana hasta convertirla en extraordinaria, que al fin y al cabo es lo que hace \u00e9l?<\/p>\n

\u00c9sta es la gran pregunta de esta entrevista, en mi opini\u00f3n. En Occidente hemos construido una civilizaci\u00f3n de la extraversi\u00f3n: siempre estamos fuera, somos incapaces de interioridad; hemos olvidado estar dentro de nosotros mismos, si es que alguna vez lo hemos aprendido. Nuestra desenfrenada b\u00fasqueda de est\u00edmulos externos revela la pobreza de nuestra consistencia personal: procuramos entre-tenernos porque no sabemos intra-tenernos. Sin embargo, s\u00f3lo en lo cotidiano, lo de todos los d\u00edas, y entre todo ello lo m\u00e1s diminuto y de apariencia m\u00e1s insignificante, podremos vislumbrar algo de lo que anhelamos. Todo es interesante si lo miras bien y durante el suficiente tiempo. Nuestro problema es, sencillamente, que no sabemos mirar, que no sostenemos la mirada, que saltamos de una cosa a otra sin permitir que el milagro de la vida se nos haga visible.<\/p>\n

Corr\u00edjame si me equivoco, pero el protagonista parece marcado, de manera irremediable, por la ausencia de su madre, fallecida muchos a\u00f1os antes. \u00bfEs la orfandad un estado que no se abandona nunca, que nos acompa\u00f1a hasta la muerte?<\/p>\n

La orfandad es el tema del existencialismo filos\u00f3fico y del expresionismo alem\u00e1n, que es, en mi opini\u00f3n, la perfecta imaginer\u00eda de la literatura centroeuropea. Pero \u00bfqu\u00e9 es la literatura centroeuropea y por qu\u00e9 me gusta tanto, hasta el punto de haberla dedicado miles de horas de lectura? \u00bfCu\u00e1l es la aportaci\u00f3n de Broch, Musil, Kafka, Kundera, Roth o Zweig, marcados todos ellos por la ausencia de la madre? Yo lo tengo clar\u00edsimo: la explosiva combinaci\u00f3n entre lo grotesco y lo sublime o entre lo trascendente y lo rid\u00edculo. Los escritores centroeuropeos son todo menos psicol\u00f3gicos, hist\u00f3ricos, folcl\u00f3ricos, sociales\u2026 Son, por contrapartida, visionarios, absurdos, fenomenol\u00f3gicos, intelectuales\u2026 Este tipo de narrativa me fascina y es mi respuesta, modesta pero conf\u00edo que expresiva, al problema de la soledad.<\/p>\n

El padre de Vogel vivi\u00f3 sus \u00faltimos a\u00f1os sumido en un mutismo que \u00e9l parece haber heredado. \u00bfEs el silencio nuestro mejor refugio, frente al ruido ensordecedor de esta sociedad?<\/p>\n

El silencio es el nombre secular de Dios. El silencio es la necesidad primordial de nuestros contempor\u00e1neos, mejor a\u00fan, el silenciamiento, el vaciamiento del parloteo mental. Y ello porque el ruido es hoy el principal terrorismo.<\/p>\n

Ahora que hablamos de refugio, para m\u00ed los libros son mis mejores compa\u00f1eros en esa buscada soledad. Con ellos comparto ese silencio que s\u00f3lo permite la literatura. \u00bfQu\u00e9 papel representa, en su vida, la escritura? \u00bfY la lectura? \u00bfD\u00f3nde encuentra usted ese refugio?<\/p>\n

La escritura es para m\u00ed la otra cara, necesaria, de la lectura. Siempre he sostenido que los libros nacen de los libros, no de la vida. Mi vocaci\u00f3n y mi oficio es la palabra, hablada y escrita, pero la palabra es la otra cara del silencio, con lo que quiero decir que no entiendo la po\u00e9tica sin la m\u00edstica. Los libros me han acompa\u00f1ado mucho, ahora empiezan a pesarme. Leo mucho, claro, cada d\u00eda, pero infinitamente menos que antes. Por deber profesional y por devoci\u00f3n personal, ahora dedico el mismo tiempo a leer que a meditar, a llenarme de palabras que a vaciarme de ellas. Debe ser as\u00ed para que no peligre nuestra salud ps\u00edquica.<\/p>\n

Hablamos de soledad y pienso que no es lo mismo estar solo que sentirse solo. \u00bfNo tiene la sensaci\u00f3n de que vivimos en una sociedad que castiga al que decide estar solo, pero tambi\u00e9n al que se siente solo? La soledad no casa con el consumo\u2026<\/p>\n

Soledad casa bien con sobriedad, con austeridad, con esencialidad. Nada grande hay en el ser humano que no haya nacido de la soledad. Pero soledad no es aislamiento, lo que puede producirse en medio de la muchedumbre. Soledad y comuni\u00f3n son las dos caras de la misma moneda. Si no sabemos estar solos, no sabremos, ciertamente, estar con los dem\u00e1s. Quienes m\u00e1s han contribuido a la construcci\u00f3n social han sido, seguramente, grandes solitarios.<\/p>\n

\u00bfSe puede ser un solitario, como Vogel, pero amar de manera incondicional? \u00bfC\u00f3mo se conjuga la soledad con el amor?<\/p>\n

Como casi todos los escritores del mundo, hasta que Vogel y Zollinger, otro de mis personajes, irrumpieron en mi imaginario, yo hab\u00eda escrito desde ese injustificado dramatismo que del romanticismo en adelante caracteriza a los escritores de ficci\u00f3n, quienes est\u00fapidamente nos hemos cre\u00eddo siempre las personas m\u00e1s listas e incomprendidas del planeta. Pues bien, con mi tercera novela empec\u00e9 a liberarme de este est\u00fapido lastre: de pronto dejaba de mirarme a m\u00ed, con ese vicio de la queja lastimera, y, sencillamente, miraba a mi personaje. Me hab\u00eda desdoblado con elegancia, como si fuera el escritor maduro que a\u00fan no era. Zollinger y Vogel, como m\u00e1s tarde algunos otros de los protagonistas de mis libros, son claramente personajes marginales. Ahora bien, la suya no es una marginalidad maldita, como lo de la mayor parte de los protagonistas novelescos, sino una marginalidad ligera y feliz. En contra de lo que pensaba Flaubert, con buenos sentimientos (el amor, la atenci\u00f3n, la soledad fecunda\u2026) s\u00ed puede escribirse una literatura decente. Todo un descubrimiento.<\/p>\n

Una cosa que envidio de Vogel es su vida imaginada, la que es capaz de ver, pese a la supuesta ausencia de experiencias vitales. \u00bfTiene la imaginaci\u00f3n espacio en nuestra sociedad, le damos la importancia que tiene? \u00bfCu\u00e1l ser\u00eda su vida imaginada, la que traslada a sus libros, quiz\u00e1s?<\/p>\n

Escribir es memoria m\u00e1s imaginaci\u00f3n. Al escribir, hemos de recordar lo que hemos visto, o\u00eddo, le\u00eddo, experimentado\u2026 y recrearlo imaginariamente. No hay prosa literaria sin fantas\u00eda. Nuestra biograf\u00eda no es el resultado de una serie de hechos crudos y desnudos, sino de una elaboraci\u00f3n. Mi vida real, dig\u00e1moslo as\u00ed, es tan hist\u00f3rica como novelesca, tan f\u00e1ctica como imaginada. Una novela, al menos las m\u00edas, es una exploraci\u00f3n en el territorio de la identidad desde un ego imaginario. De modo que s\u00ed: creo que la mejor forma de conocerme es leerme.<\/p>\n

Menciono la imaginaci\u00f3n, pero qu\u00e9 decir del aburrimiento… Hay una reflexi\u00f3n de Vogel, casi al final del libro, que me encanta: \u00abA decir verdad, no creo que pueda vivirse con intensidad sin la experiencia del aburrimiento\u00bb. \u00bfQu\u00e9 aporta, a nuestra experiencia vital, el aburrimiento? Se lo pregunto porque me da la sensaci\u00f3n de que, mientras mi generaci\u00f3n ten\u00edamos el \u00abme aburro\u00bb permanentemente en la boca, los ni\u00f1os de ahora ya ni siquiera tienen tiempo para eso, no saben lo que es aburrirse.<\/p>\n

El aburrimiento es el reverso de la iluminaci\u00f3n. Al aburrirnos, el tiempo se hace denso: somos conscientes de su peso. Al iluminarnos, el tiempo desaparece: descubrimos la maravillosa ligereza del ser, que no es tozudo ni insoportable, sino discreto y elegante. Por mi parte, creo que los extremos se tocan, de modo que, para iluminarse, es preciso aburrirse. Meditar es entrar en el tiempo y darse cuenta de que su secreto es la eternidad, al igual que el secreto del cuerpo es el alma y el del silencio, la palabra.<\/p>\n

En otro momento, Vogel hace referencia a ese \u00abmilagro de lo banal\u00bb. Como \u00e9l, yo tambi\u00e9n considero que lo extraordinario reside en la m\u00e1s absoluta cotidianidad. El problema es que muy pocas veces nos damos cuenta del milagro que supone estar vivo y, por tanto, no disfrutamos de esa cotidianeidad. \u00bfQu\u00e9 podemos hacer para valorar el instante, sin buscar mayor extravagancia, para darnos cuenta de que lo peque\u00f1o, lo insignificante, es lo esencial?<\/p>\n

No conozco mejor escuela de entrenamiento a la realidad que la meditaci\u00f3n. Esta pr\u00e1ctica espiritual pretende el cultivo de la atenci\u00f3n, es decir, la capacidad de focalizarnos en un solo punto. Estar atentos, como dec\u00eda mi admirada Simone Weil<\/a>, es tanto como amar: amar y estar atento es exactamente lo mismo. El instante no puede convertirse en instancia si no lo atendemos. Lo extraordinario es que la atenci\u00f3n puede aprenderse y que, en la medida en que lo hacemos, nuestra vieja personalidad se resquebraja y nace una nueva y mejor. El milagro es permanente, pero nosotros s\u00f3lo lo percibimos a veces.<\/p>\n

Para terminar, no me resisto a preguntarle: \u00bfqu\u00e9 le produce a usted, en estos d\u00edas, estupor? \u00bfY qu\u00e9 hace que se sienta maravillado?<\/p>\n

Sin \u00e1nimo de resultar presuntuoso, debo decir que vivo en un estado de permanente asombro y fascinaci\u00f3n. Me gusta mucho vivir, pero no creo tener miedo a morir. Cuando voy al campo, por ejemplo, toda la naturaleza resplandece ante mis ojos. Cuando me cruzo con mis semejantes, casi siempre me parecen interesantes y agradables, y constato una y otra vez que se comportan amablemente conmigo. Cuando leo un libro, en fin, antes o despu\u00e9s asisto a una revelaci\u00f3n: como si la palabra se abriese y me mostrara lo que no hab\u00eda sabido ver hasta entonces. De todo esto s\u00f3lo puedo concluir que soy un privilegiado. Sin negar el horror ni la estupidez, que ciertamente est\u00e1n ah\u00ed, el mundo me parece el incre\u00edble escenario del esplendor de la belleza y de la alegr\u00eda que s\u00f3lo da la bondad. Hay oscuridad, por supuesto, y yo tambi\u00e9n la padezco en ocasiones. Pero la luz es infinitamente m\u00e1s poderosa y duradera. Lo que sobre todo hay es luz. Todo lo dem\u00e1s es insustancial y ef\u00edmero.<\/p>\n

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Fuente: abc.es<\/a><\/p>\n<\/p><\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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