No controlar el ruido generado en un bar musical y molestar a los vecinos puede salir muy caro. No solo para el bolsillo del propietario, que tambi\u00e9n, sino por tener que sentarse en el banquillo de los acusados por un delito contra el medio ambiente<\/strong> y otro de lesiones. Eso es lo que le pas\u00f3 a Liurvis B. R., que regentaba uno de esos negocios en la calle Piquer, en el Poble Sec<\/strong>.<\/p>\n Un juzgado le ha condenado a dos a\u00f1os de prisi\u00f3n,<\/strong> dos de inhabilitaci\u00f3n para ejercer en la hosteler\u00eda<\/strong>, multa y el pago de 10.000 euros de indemnizaci\u00f3n por no corregir el volumen de la m\u00fasica, no hacer caso al Ayuntamiento de Barcelona<\/strong> y romper el precinto municipal. Las dilaciones indebidas en la tramitaci\u00f3n del proceso le han salvado de una pena mayor. La fiscala Raquel Carrillo reclam\u00f3 para ella tres a\u00f1os de prisi\u00f3n e inhabilitaci\u00f3n por el mismo periodo.<\/p>\n La sentencia, a la que ha tenido acceso EL PERI\u00d3DICO, se\u00f1ala que el Ayuntamiento de Barcelona otorg\u00f3 a Liurvis B. R. en marzo del 2012 una licencia para explotar un negocio de bar-restauraci\u00f3n en los bajos de la finca 41-43 de la calle Piquer. Esta autorizaci\u00f3n municipal le lleg\u00f3 cuando el local ya estaba abierto como bar musical, sin tener permiso espec\u00edfico para ello. La acusada hab\u00eda instalado un ordenador con amplificador sin limitador de sonido (luego puso uno que funcion\u00f3 \u201cirregularmente\u201d) y ocho altavoces, \u201cno realizando las obras destinadas a la correcta insonorizaci\u00f3n de un local de ocio de estas caracter\u00edsticas\u201d, destaca el fallo del Juzgado de lo Penal n\u00famero 13 de Barcelona<\/p>\n El juez sostiene que, de esta manera, la imputada \u201cimpidi\u00f3 el correcto descanso\u201d de los vecinos que resid\u00edan en el mismo bloque y en los colindantes, \u201csabiendo y aceptando” que las molestias por el ruido \u201cpod\u00eda producir consecuencias gravemente peligrosas para la salud\u201d de las personas que habitaban en esos inmuebles. El bar funcionaba principalmente durante las noches, hasta las tres de la madrugada y todos los d\u00edas, aunque la mayor afluencia de clientes eran los viernes, s\u00e1bados y festivos. La principal afectada fue una mujer que viv\u00eda en el piso de encima del local. Entre el 2011 y marzo del 2013 padeci\u00f3 el ruido producido por la m\u00fasica, lo que le provoc\u00f3 lesiones psicol\u00f3gicas. No solo no pod\u00eda descansar, sino que tuvo que alterar sus pautas diarias de vida, como cenar fuera de casa, dormir con amigos y demorar su llegada a su casa para \u201cevitar enfrentarse a la situaci\u00f3n provocada por la actividad de la acusada\u201d. Luirvis B. R. tampoco hizo caso a las advertencias para que corrigiera la contaminaci\u00f3n ac\u00fastica.<\/p>\nNo domir y cenar fuera<\/h3>\n