Los son\u00f3metros corroboran que el estado de alarma ha vaciado las calles. Lo prueba el silencio que se ha propagado en las ciudades, acostumbradas a los atascos y el bullicio. Es un b\u00e1lsamo tan ins\u00f3lito como vano en tiempos de adversidad.<\/p>\n
La Universidad Polit\u00e9cnica de Catalu\u00f1a (UPC) monitoriza si se cumplen los l\u00edmites al sonido que los municipios establecen en funci\u00f3n del lugar. Es usual que se infrinjan en ciertos tramos. En zonas urbanas friega ahora los 50 decibelios y, por la noche, llega a disminuir a 40.<\/p>\n
\u00abSe cumple con lo marcado, ajustado en alg\u00fan caso y sobradamente en otros\u00bb, eval\u00faa Jordi Romeu, investigador del Laboratorio de Ingenier\u00eda Ac\u00fastica y Mec\u00e1nica de la UPC. El ruido ha ca\u00eddo en 10 decibelios en un tramo en que el comercio predomina. \u00abPara hacerse una idea, nos parece que recibimos la mitad del sonido que antes. Tambi\u00e9n baja en la misma proporci\u00f3n en una calle donde hay ocio nocturno. El nivel era m\u00e1s elevado antes en fin de semana. En las medias post decreto, es constante toda la semana y muy bajo\u00bb, detalla el estudioso.<\/p>\n
El declive no es tan pronunciado en la industria, lo que revela que no se ha detenido del todo. En un pol\u00edgono de Sarri\u00e0 de Ter no hubo variaci\u00f3n entre los d\u00edas previos a decretarse el cese de negocios y los posteriores. En cambio, el bullicio baj\u00f3 en tres decibelios y luego en cinco en una zona fabril de Igualada, aislada desde el 12 de marzo. \u00abPuede ser que muchas empresas intentaran trabajar y despu\u00e9s pararan por dificultades de que llegaran los trabajadores y el suministro\u00bb, aventura Romeu.<\/p>\n
En general, el desplome es in\u00e9dito. \u00abPara conseguir tres decibelios menos se necesita reducir el tr\u00e1fico o el tr\u00e1nsito de personas a la mitad. No es f\u00e1cil y por eso los niveles son bastante constantes. Una ca\u00edda de 10 decibelios es una diferencia como de la noche al d\u00eda\u00bb, compara el investigador, que a\u00f1ade que el descenso se acent\u00faa en horario nocturno, lo que denota un toque de queda de facto al cerrar supermercados: \u00abA partir de cierta hora, la gente est\u00e1 en casa. Se puede decir que el decreto se respeta, forzada o voluntariamente\u00bb.<\/p>\n
En todo caso, la quietud no es absoluta. Abogados especializados aseguran que las quejas por ruidos excesivos en los hogares han aumentado con el confinamiento. \u00abTelevisiones muy altas, peleas… Antes pod\u00edamos tener una o dos al d\u00eda y ahora son cuatro o cinco diarias\u00bb, cifra Llu\u00eds Gallardo, letrado de la Asociaci\u00f3n Catalana contra la Contaminaci\u00f3n Ac\u00fastica, donde se declaran \u00abapabullados\u00bb: \u00abNos env\u00edan consultas desesperadas y nos piden consejo, pero no se puede hacer pr\u00e1cticamente nada. No podemos plantear mediaciones ni conciliaciones en este momento. Somos de hacer vida en la calle y la hemos traslado dentro de los domicilios. Hay que aguantar, armarnos de paciencia y desear que esta pesadilla acabe cuanto antes\u00bb<\/p>\n
\u00abHay quien aprovecha la situaci\u00f3n para hacer obras. Unos propietarios las realizaban mientras estaban en una segunda residencia, con los vecinos confinados y pas\u00e1ndolo fatal. Se hizo una reclamaci\u00f3n, lo han entendido y han cesado las obras, pero otros no lo entienden\u00bb, comenta la presidenta de la asociaci\u00f3n Juristas contra el Ruido, Yomara Garc\u00eda Viera. Dado el par\u00f3n en los juzgados, la entidad traslada casos a administradores de fincas, polic\u00edas locales y ayuntamientos.<\/p>\n
Aunque les han llegado quejas por fiestas o botellones en casa, las que se han incrementado son por \u00abruidos vecinales, obras p\u00fablicas y privadas\u00bb, precisa Garc\u00eda Viera: \u00abHay gente con la m\u00fasica alt\u00edsima, que hace bricolaje cuando no es el momento, toca instrumentos sin tener la vivienda acondicionada… Muchas personas toman consciencia al estar recluidas\u00bb.<\/p>\n
Algunos particulares cuestionan que, bajo el aplauso con que se arropa a los sanitarios cada tarde, se cuele m\u00fasica a todo trapo o que las patrullas policiales hagan sonar las sirenas. \u00abTampoco se puede hacer nada y debemos entender que as\u00ed la gente se desestresa\u00bb, afirma Gallardo, que se\u00f1ala al \u00abdeficiente aislamiento ac\u00fastico de las viviendas\u00bb. Aconseja que se tramite un burofax de advertencia en el supuesto de perturbarse a enfermos, como base para futuras acciones judiciales de agravarse la patolog\u00eda.<\/p>\n
\u00abEl efecto del sonido es acumulativo. Los niveles elevados producen cambios hormonales que no se solucionan en dos d\u00edas, pero con el descenso s\u00ed hay seguramente un efecto en la calidad del sue\u00f1o en zonas con m\u00e1s actividad nocturna\u00bb, indica Romeu, que considera que se subestima los perjuicios: \u00abNo tenemos claro el beneficio que tiene invertir contra el ruido y el da\u00f1o que hace porque no tiene efectos espectaculares visibles\u00bb. La Agencia Europea del Medio Ambiente estima que ocasiona 12.000 muertes prematuras al a\u00f1o en el continente.<\/p>\n