El llanto del beb\u00e9 de los vecinos de abajo. La televisi\u00f3n a todo volumen de los de arriba. Una motocicleta que pasa a gran velocidad. El despertador. Los atascos con sus bruscos acelerones y sonidos de claxon. Son sonidos a los que estamos expuestos cada d\u00eda, todos los d\u00edas, casi sin que pr\u00e1cticamente seamos conscientes de ello: nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo cada vez m\u00e1s ruidoso.<\/p>\n
Durante mi ni\u00f1ez y adolescencia viv\u00ed a escasos metros de una de las v\u00edas de circunvalaci\u00f3n m\u00e1s congestionadas de Espa\u00f1a, la M30. Cada noche, el zumbido constante de los coches se colaba en mis sue\u00f1os. Y nunca me import\u00f3: me acostumbr\u00e9 tanto que casi lo ech\u00e9 de menos el d\u00eda que dej\u00e9 aquella casa, pese a que la diferencia en el descanso era notable cuando dorm\u00eda en un lugar silencioso.<\/p>\n
Se calcula que el l\u00edmite de ruido al que podemos estar expuestos sin sufrir efectos negativos es de 65 decibelios. Son los que emite, por ejemplo, un aspirador. En los 120 decibelios -el ruido que, hace una taladradora- se sit\u00faa el llamado umbral del dolor. M\u00e1s all\u00e1, en los 130, est\u00e1 el que genera un avi\u00f3n al despegar. En el extremo contrario, los 40 de una conversaci\u00f3n a volumen normal o los 15 de una biblioteca.<\/p>\n
La Organizaci\u00f3n Mundial de la Salud (OMS) recomienda no superar los 55 decibelios durante el d\u00eda. Al mismo tiempo, alerta de que casi el 50% de la poblaci\u00f3n de entre 12 y 35 a\u00f1os se encuentra en riesgo de perder su capacidad auditiva a causa de la exposici\u00f3n prolongada y excesiva a ruidos que superan dicho volumen. Y los espa\u00f1oles no nos libramos: m\u00e1s bien todo lo contrario. Un estudio de la propia OMS situ\u00f3 a nuestro pa\u00eds como el segundo m\u00e1s ruidoso del mundo, s\u00f3lo superado por Jap\u00f3n.<\/p>\n
\u201cTanto los medios de comunicaci\u00f3n como las administraciones p\u00fablicas prestan muy poca atenci\u00f3n a este problema\u201d, lamenta Jimena Mart\u00ednez, de Ecologistas en Acci\u00f3n. \u201cM\u00e1s all\u00e1 de jornadas como el D\u00eda Mundial Contra el Ruido, es dif\u00edcil escuchar o leer algo sobre este asunto\u201d.<\/p>\n
\u201cEl ruido se concentra fundamentalmente en las ciudades, y en ellas el responsable mayoritario de esa contaminaci\u00f3n ac\u00fastica es el tr\u00e1fico motorizado\u201d, explica Mart\u00ednez. \u201cPor ello, desde Ecologistas en Acci\u00f3n tratamos de unir esta causa a la lucha contra la contaminaci\u00f3n atmosf\u00e9rica, que s\u00ed recibe m\u00e1s atenci\u00f3n medi\u00e1tica. Es la manera de llegar a la gente\u201d.<\/p>\n
La portavoz de la asociaci\u00f3n ecologista coincide en que, como me ocurr\u00eda a m\u00ed de ni\u00f1o, todos nos acostumbramos al ruido excesivo. Pero eso no lo hace menos nocivo para la salud. \u201cNo s\u00f3lo afecta en el estr\u00e9s o a la capacidad de descanso: tambi\u00e9n est\u00e1 relacionado con enfermedades respiratorias y cardiovasculares, e incluso afecciones hormonales como la diabetes\u201d, apunta. Y recuerda: las personas m\u00e1s vulnerables ante la contaminaci\u00f3n ac\u00fastica son \u201cni\u00f1os, mayores y mujeres embarazadas\u201d.<\/p>\n
\u201cLas consecuencias del ruido son sencillamente espeluznantes\u201d, se\u00f1ala con contundencia Llu\u00eds Gallardo, de la Asociaci\u00f3n Catalana Contra la Contaminaci\u00f3n Ac\u00fastica, una asociaci\u00f3n que naci\u00f3 en 1998 con el objetivo de explicar a la ciudadan\u00eda que\u201d el ruido no es ninguna molestia, sino un problema de salud de primer orden. \u201cMuchos psiquiatras preguntan a sus pacientes si viven en zonas con mucho ruido, porque es un factor clave en los cuadros depresivos. No es que el ruido sea la causa de la depresi\u00f3n, pero contribuye a ella de manera decisiva\u201d, explica Gallardo.<\/p>\n
Durante estos m\u00e1s de 20 a\u00f1os de vida de la Asociaci\u00f3n, sus miembros han sido testigos de ciertos avances. \u201cAl principio nos dec\u00edan de todo: que si \u00e9ramos unos exagerados, que si est\u00e1bamos mal \u2018follaos\u2019\u201d, recuerda Gallardo. \u201cEso ha cambiado: hoy la sociedad est\u00e1 m\u00e1s concienciada, aunque la contaminaci\u00f3n ac\u00fastica siga siendo hermana menor de la contaminaci\u00f3n ambiental\u201d. Esa mejora en la percepci\u00f3n de la gente no han venido acompa\u00f1ada de cambios legales. \u201cLamentablemente, las exigencias en materia de contaminaci\u00f3n ac\u00fastica se han ido rebajando cada vez m\u00e1s\u201d, denuncia Gallardo.<\/p>\n
Desde la Asociaci\u00f3n Catalana Contra la Contaminaci\u00f3n Ac\u00fastica recuerdan que \u201ctodas las civilizaciones cultas e inteligentes han cultivado el silencio. El trato y la importancia que se da al ruido dice mucho de una sociedad\u201d, concluye Gallardo. En el caso de la nuestra, lo dice muy alto.<\/p>\n<\/div>\n