Durante cuatro meses en m\u00e1s de una decena de ocasiones, un matrimonio y su hijo de veinte meses vieron interrumpido su descanso por la m\u00fasica que el caf\u00e9-concierto situado en el edificio contiguo a su casa pon\u00eda a todo volumen entre las 21:30 y 05:00 de la madrugada. Los\u00a0episodios de ruido\u00a0y m\u00fasica provocaron que la pareja tuviera que precisar de atenci\u00f3n psiqui\u00e1trica y medicaci\u00f3n para sobrellevar los trastornos de insomnio y ansiedad que les provoc\u00f3 el negocio. Este martes la Audiencia Provincial de Palma ha condenado a dos a\u00f1os de prisi\u00f3n y una multa de 2.500 euros al due\u00f1o del local, que adem\u00e1s manipul\u00f3 los limitadores ac\u00fasticos instalados por orden del Ayuntamiento tras las primeras denuncias.<\/p>\n
El acusado ha alcanzado un acuerdo de conformidad con la fiscal\u00eda por el que se ha declarado culpable de un\u00a0delito contra el medio ambiente\u00a0por contaminaci\u00f3n ac\u00fastica y ha aceptado una pena de dos a\u00f1os de prisi\u00f3n, petici\u00f3n atenuada al apreciar la acusaci\u00f3n la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas por el tiempo transcurrido desde que se produjeron los hechos hasta que han sido juzgados. El empresario tambi\u00e9n tendr\u00e1 que pagar una multa de 2.500 euros y no podr\u00e1 trabajar en el sector del ocio nocturno durante dos a\u00f1os. <\/p>\n
Los hechos se remontan al a\u00f1o 2009, cuando en el mes de agosto arrancaron los episodios de m\u00fasica a todo volumen en el caf\u00e9-concierto El Soto, situado en los bajos de un edificio de Ibiza. El sonido reproducido a trav\u00e9s de los aparatos electr\u00f3nicos y los altavoces instalados en el local provocaron emisiones ac\u00fasticas que sobrepasaron la normativa vigente en la vivienda colindante, en la que resid\u00eda un matrimonio con su hijo menor. Los cap\u00edtulos de ruido se sucedieron en numerosas ocasiones entre los meses de agosto y noviembre de ese a\u00f1o hasta altas horas de la madrugada, lo que imped\u00eda el descanso de la pareja y su hijo ya que el empresario sobrepas\u00f3 hasta en 28 decibelios el nivel de ruido permitido.<\/p>\n
Las primeras denuncias provocaron que el Ayuntamiento precintara los aparatos musicales del local hasta que se instalara un limitador-controlador del volumen que garantizara que los niveles de sonido del establecimiento no superaran los m\u00e1ximos permitidos en la vivienda de los afectados. Sin embargo, en dos revisiones diferentes los t\u00e9cnicos municipales constataron que se hab\u00edan puesto en funcionamiento altavoces que no estaban conectados al equipo limitador de sonido y en una tercera inspecci\u00f3n descubrieron que los sensores ac\u00fasticos estaban en la pared del local y boca abajo, habiendo sido manipulados por el propietario.<\/p>\n
Como consecuencia de los problemas de ruido, la pareja que resid\u00eda en el inmueble colindante sufri\u00f3 episodios de insomnio y ansiedad, as\u00ed como una gastritis provocada por el estado de nerviosismo que les provocaba la situaci\u00f3n. El matrimonio tuvo que acudir con frecuencia a la consulta de psiquiatr\u00eda del hospital de Can Misses y ambos miembros tuvieron que empezar a tomar medicaci\u00f3n tras ser diagnosticados de insomnio. La pareja se vio obligada en varias ocasiones a pernoctar en casa de familiares para poder dormir, dejando a su hijo al cargo de otros familiares durante muchas noches para garantizar que pudiera descansar.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"