Músicos ambulantes, chiringuitos y mercadillos se unen a los hosteleros como afectados por unas restricciones en la nueva ordenanza, que tampoco contenta a los vecinos

Evitar las concentraciones multitudinarias que molestan al vecindario en zonas de ‘marcha’ pasará a ser responsabilidad de los dueños de bares discobares, discotecas y otros establecimientos. Así lo establece la nueva Ordenanza Municipal de Protección del Medio Ambiente contra la Emisión de Ruidos y Vibraciones, con multas que van desde los 100 a los 600 euros. Los dueños serán considerados «responsables» de «velar para que los clientes, al entrar y salir del local, no produzcan molestias al vecindario y de evitar llevar a cabo cualquier acción que pueda propiciar reuniones a la entrada del establecimiento». Esa es una de las novedades que incluye el texto debatido ayer en la Comisión de Urbanismo, antes del Pleno del jueves. En esa sesión será aprobado, si se repite el voto favorable de ayer del equipo de gobierno y de Unidas Podemos, IU-Equo. MC se abstuvo y Vox votó en contra.

El artículo 44, que habla de la salida y entrada de los establecimientos de hostelería, les conmina a «adoptar las medidas necesarias para evitar que las consumiciones de sus productos tengan lugar fuera del local o en la vía pública, a excepción de en las terrazas autorizadas». La sanción en este caso, también es de hasta 600 euros.

LOS DATOS

Saturación de ruido
Hay previstas restricciones de actividades en zonas con reiterada superación de los límites.
Multas
De 100 a 600 euros (leves); hasta 12.000 (graves) y hasa 300.000 (muy graves).
Eventos excepcionales
Navidad, Semana Santa, Carnaval, Carthagineses y Romanos. La Mar de Músicas y fiestas populares tendrán suspendidos los límites.

Los encargados de los negocios podrán poner vigilancia propia o pedir la intervención de las fuerzas del orden, pero no tendrán posibilidad de inhibirse, so pena de ser sancionados.

El límite de ruido en salas de conciertos, de fiesta, tablaos y locales similares es de 110 decibelios. En pubs, bares y restaurantes con ambientación similar, se permitirá hasta 95. La cosa baja a entre 75 y 85 en negocios similares a los anteriores, pero con hilo musical; lo mismo que en bingos, salones de juegos y recreativos, gimnasios, y bares y restaurantes con aforos de más de 75 personas. En los de menos capacidad, el tope son 80 decibelios.

Con todo, la insonorización del local deberá permitir que se cumplan unos niveles que también se estipulan al otro lado de la puerta, en la vía pública. En áreas consideradas residenciales, la actividad de ocio podrá generar, como mucho, un ruido equivalente al de una oficina con mucha actividad o un electrodoméstico relativamente ruidoso, unos 55 decibelios. Este limite podrá llegar a 63 en el caso de complejos centrados en el ocio y los espectáculos. Y a 60 en calles y complejos comerciales y de uso parecido.

En la normativa se establecen límites todavía más restrictivos de entre 35 y 40 decibelios como máximo en entorno de escuelas y hospitales. Asimismo, se autorizan topes de 90 en núcleos industriales y de comunicaciones. Falta por ver si algún barrio es considerado Zona de Protección Acústica Especial o Zona Acústicamente Saturada. Eso supondría limitar el número de establecimientos considerados ruidosos, en especial los de ocio.

Intereses enfrentados

Doce personas o colectivos emitieron las 161 alegaciones analizadas por el Ayuntamiento, de la que 7 fueron estimadas. Destacan Hostecar y la Asociación Sin Ruidos, enfrentadas en cuanto a las restricciones en el casco histórico. Esta última considera que la contaminación acústica «se agravará» tras no conseguir, por ejemplo, la limitación de los usos de bajos de edificios de viviendas con licencia de cafetería «que podrán cerrar a las cuatro de la madrugada», según su portavoz, José Galindo. «A ver cómo evitan que los vecinos que viven encima y en las fincas colindantes reciban las vibraciones del ruido y la música, sobre todo de noche», dijo. A Hostecar se le denegó la petición de autorizar establecimientos con música en calles de menos de 5 metros. El mínimo es seis. Hasta ahora era de siete.

Sin Ruido ha conseguido una tregua parcial a la hora de comer. Así, organilleros como el que el pasado domingo tocaba villancicos en la Plaza Alcolea, no podrá volver a hacerlo. Músicos ambulantes, mercadillos y actividades análogas tendrán prohibida su actividad de 14 a 17 horas, salvo en plazas y sin percusión, ni amplificadores.

El veto a los conciertos en los chiringuitos es radical. Solo podrán poner música por debajo de 75 decibelios, con equipos de un máximo de 50 vatios de potencia.

Descuento en las sanciones

Superar en 4 decibelios los límites establecidos para cada uso autorizado en una zona o por parte de una actividad acarreará una sanción leve con multas de entre 100 y 600 euros. Llegar hasta los 7, de día, y a los 10, de noche, obligará a pagar hasta 12.000. Abonarán hasta 300.000 euros los que generen ruidos que lleguen a los 13 decibelios de más. Y tendrán un descuento de entre el 20% y el 30%, según los casos, los infractores que reconozcan la culpa y abonen la multa en pronto pago.

Los límites de ruido «podrán» ser suspendidos en seis eventos concretos. Junto a las fiestas de barrios y pueblos, la Navidad, la Semana Santa y Carthagineses y Romanos entran La Mar de Músicas y Carnaval, para evitar traslados y suspensiones. Para otras manifestaciones festivas, tendrá que haber una petición expresa.

Asimismo, las campanas de iglesia y los relojes musicales deben respetar los límites, especialmente de 23 a 7 horas.

Fuente: laverdad.es