El ruido se ha convertido en un incómodo compañero de nuestro día a día y los niveles que alcanza en las grandes ciudades lejos de disminuir siguen aumentando. Es el caso del que soportan los madrileños que viven o trabajan cerca de la estación de Atocha o del Paseo de la Castellana: Más de 70 decibelios de media cuando la recomendación de la Unión Europea es no sobrepasar los 65 decibelios.
En el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido los datos apuntan a que seis de cada diez españoles están expuestos a niveles perjudiciales de ruido, por lo menos dos horas al día.
Pero no sólo se superan los niveles en la calle por el tráfico, las sirenas o los ruidos de las obras y los provocados por los bares, sino también los sobrepasamos en casa. Por ejemplo, un aspirador genera cerca de 82 decibelios por lo que su uso un día tras otro acaba siendo una constante que puede ser lesiva.
Los ruidos excesivos tanto los generados en la calle como los que producimos en casa pueden provocar todo tipo de problemas de salud como dificultad de concentración, estrés y pérdidas auditivas. España es el segundo país del mundo con más contaminación acústica después de Japón.
LESIVO PARA LA SALUD Y MOTIVO DE LITIGIOS Y CONFLICTOS
Jorge Pinedo, fundador de Juristas Contra el Ruido, conoce muy bien como los niveles excesivos de ruido afectan a la convivencia y dañan seriamente la salud. “El mayor número de reclamaciones –afirma- se producen cuando el ruido interfiere en el descanso”.
Ruidos como los que producen los bares con gente en la calle o los de las actividades de ocio no controladas. Pinedo desvela también como fuente de conflictos los ruidos en domicilios por las calderas, aire acondicionado, música, vecinos escandalosos… Y muchas veces por la noche, cuando no está permitido superar los 30 decibelios. “Este tipo de ruidos que encontramos en el día a día –asegura Pinedo- impide a la gente vivir a gusto”.
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