La contaminación acústica provoca diversos impactos en la salud y el medio ambiente. Por ello no resulta extraño que el ruido, ya sea provocado por el resto de clientes o por el tráfico, es el aspecto peor valorado en un hotel por sus huéspedes. Conscientes de ello, algunos establecimientos hoteleros poseen certificados que garantizan un confort acústico en su recinto. Este artículo trata sobre los hoteles con certificado libre de ruidos y los hoteles sin ruido con premio, además de abordar cómo nos afecta la contaminación acústica.
Hoteles con certificado libre de ruidos
El ruido es el aspecto que más críticas negativas genera entre los usuarios de los hoteles, a mucha distancia de las quejas sobre ascensores y olores, según un estudio sobre las cuestiones mejor y peor valoradas de estos establecimientos, realizado por la empresa de reputación para hoteles ReviewPro en 5.683 hoteles de 20 ciudades en todo el mundo.
Cada vez más hoteles son conscientes de las molestias que genera la contaminación acústica y han llevado a cabo diversas iniciativas para combatirlo en sus instalaciones. Unos de los más veteranos son los Relais du Silence. Comenzaron en Francia en 1968 como un grupo de hoteles “con encanto” que ofrecían a sus huéspedes una estancia tranquila y, en la actualidad, se han extendido a cerca de 200 hoteles en toda Europa.
En España, el Instituto Internacional de Confort Acústico (IIAC), con sede en Málaga, trata de concienciar a la sociedad de la necesidad de un buen confort acústico, es decir, la ausencia de molestias sonoras, para mejorar la calidad de vida de las personas. Sus responsables han creado el “Sello de Confort Acústico”, que garantiza una experiencia excelente a los usuarios de los establecimientos en posesión de este distintivo.
El Instituto Tecnológico Hotelero (ITH) y el Grupo Audiotec Centro Tecnológico de Acústica han firmado un acuerdo de colaboración para generalizar la implantación de la Certificación de Calidad Acústica (AQH). La distinción se ha dado a conocer a los cerca de 20.000 hoteles que forman parte de la base de datos del ITH, si bien cualquier establecimiento con un servicio de venta o alquiler de habitaciones puede solicitarlo. Para obtener una, los hoteles deben pasar antes un reconocimiento gratuito y una vez conseguido, se actualiza cada año. El nivel acústico para los hoteles, establecido según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no deberá exceder entre los 25 a 35 decibelios.
Hoteles sin ruido con premio
El organismo holandés KGI (Kenniscentrum Geluidsisolatie, Centro de Conocimiento del Aislamiento Acústico) es el responsable del sello Quiet Room, un certificado que poseen ya más de 140 hoteles en toda Europa (cinco de ellos incluso cerca de aeropuertos). Según sus impulsores, muchos viajeros buscan espacios tranquilos en un ambiente ruidoso, como por ejemplo una gran ciudad. Los hoteles que cuentan con este sello, la mayoría de cuatro o más estrellas, garantizan al cliente que su habitación está completamente insonorizada ante cualquier molesto ruido.
En diciembre del año pasado, el KGI daba a conocer sus galardones “Quiet Hotel”, que buscaba premiar a los mejores de entre los poseedores de su certificado. Dos establecimientos franceses, el Hotel Regina de París y el Hilton París Orly Airport, y dos holandeses, el Swissotel Amsterdam y el Hotel Brasserie Dux Roermond, fueron los ganadores de cada una de las cuatro categorías.
Cómo nos afecta la contaminación acústica
La contaminación acústica impacta en la salud, el medio ambiente o la economía de varias maneras directas e indirectas. Diversos estudios científicos e instituciones como la OMS han demostrado que genera estrés, conlleva pérdidas de productividad y gastos médicos asociados a sus efectos en la salud (molestias, dificultad para dormir, aumento de la presión sanguínea, etc.).
En cuanto al medio ambiente, el ruido supone un impacto para la biodiversidad. Numerosas especies animales basan su supervivencia en los sonidos del entorno para identificar predadores, posibles parejas, etc. Algunas especies son más sensibles: en zonas de ruido, la gran mayoría de especies de ranas dejan de emitir sus conocidos cantos, utilizados para la reproducción, y por tanto sus poblaciones se resienten. Estos seres se marcharán de su hábitat hacia lugares con menos interferencias acústicas. La contaminación acústica humana también afecta a las plantas de forma negativa.
Por ello, la normativa es cada vez más estricta. La Ley del Ruido, de 2003, y su desarrollo, el Reglamento del Ruido, intentan combatir este problema y contemplan medidas de mejora.
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