El 12,17% de la población sufre un excesivo nivel de ruido nocturno y el 5,09%, diurno. El tráfico es el principal responsable, tanto urbano como de carreteras
El tráfico privado, el transporte público, el trabajo día y noche en el Puerto y la actividad comercial y de los bares conforman una base de ruido ambiental más o menos perceptible en función de la zona de Algeciras en la que se sitúe el receptor. Un ruido que si sobrepasa unos niveles adecuados puede interferir en la actividad cotidiana o causar graves problemas de salud. Para evitarlo, la normativa europea obliga a la redacción de unos mapas de ruido, documentos en los que se recoge la situación en las ciudades y que sirven de base para la elaboración de planes de acción que reduzcan esa contaminación acústica.
Algeciras acaba de renovar el suyo, cinco años después de que entrase en vigor el primero. En él se ha medido el ruido proveniente del tráfico viario, ferroviario, aeroportuario, industria, Puerto. Y el estudio realizado concluye que el 5,09% de la población algecireña sufre durante el día un nivel de ruido por encima de los objetivos de calidad acústica, porcentaje que baja al 1,47% durante la tarde y sube hasta el 12,17% durante la noche. Esto se traduce en que hay 15.222 algecireños que padecen sonidos por encima de lo recomendado por la noche, 6.364 lo hacen durante el día y 1.841 en las horas de la tarde. Sonidos por encima de los 65 decibelios en las horas de luz y 55 decibelios por la noche en las zonas residenciales.
Pero, ¿de dónde viene ese ruido? El principal causante de la contaminación acústica es, con mucha diferencia, el tráfico urbano. Según los datos recogidos en el mapa estratégico de ruidos que se llevará a aprobación en el próximo pleno, hasta 12.104 personas sufren sus efectos por las noches, a las que se suman las más de 2.000 que padecen los de las carreteras que circundan la ciudad. Frente a ello, solo 228 estarían afectadas por el ruido industrial nocturno, fundamentalmente del Puerto de Algeciras.
Los porcentajes de afección están por debajo de los registrados en otras ciudades españolas de similar tamaño durante el día y en la media por la noche. Pero el objetivo es rebajar el ruido a los niveles recomendados, estableciendo para ello unos planes de acción a ejecutar en aquellas zonas en las que los niveles acústicos rebasan los límites. Para ello, se han determinado unos puntos de conflicto a lo largo y ancho de la ciudad, los espacios residenciales, docentes y sanitarios en los que hay población afectada por ese problema y que son de actuación prioritaria.
El mapa que dibujan esos puntos conflictivos, todavía pendiente de las posibles alegaciones y aprobación final, muestra edificios residenciales en el Paseo Marítimo, afectados por el tráfico de la avenida Virgen del Carmen y la actividad portuaria, para los que se proponen inicialmente medidas como el calmado de tráfico o el aislamiento acústico, con la imprescindible colaboración entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria a la hora de elaborar un plan de acción concreto.
La A-48 es otro foco de ruido para algunas zonas residenciales, al que se podría hacer frente con pantallas acústicas, mejora del pavimento o regulación del tráfico, aunque las actuaciones correrían a cargo de su titular, el Ministerio de Fomento.
También el tráfico interior de la ciudad genera molestias. Así pasa en el Secano, en Sindicalista Luis Cobos o en Fuerzas Armadas, para los que se plantean actuaciones de calmado de la circulación.
Nueve centros educativos y dos sanitarios se enumeran también dentro de los puntos en los que los niveles de ruido sobrepasan lo recomendable; en este caso, los límites marcados son inferiores a las zonas residenciales. Se trata de la UNED; los IES Kursaal, Saladillo y Levante, y los colegios La Inmaculada, Mediterráneo, San Bernardo, Nuestra Señora de los Milagros y Blanca de los Ríos. También el hospital de Cruz Roja y la Residencia Virgen de la Palma.
No obstante, las medidas concretas para cada zona están por definir en los planes de acción que se redactarán, que contarán con la opinión de aquellos que quieran participar, explica la teniente de alcalde delegada de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Algeciras, Laura Ruiz. “Tanto el mapa de ruidos como los planes de acción se someten a un proceso de información pública, en el que cualquiera puede hacer alegaciones”, destaca. Así, también podría modificarse el mapa de puntos de conflicto si hubiera alegaciones aceptadas al respecto. En próximas fechas se abrirá el proceso para el mapa de ruidos y los planes de acción.
Zonas de bares
Ese mismo sistema participativo se seguirá con una de las cuestiones que más polémica genera en torno al ruido urbano: las zonas de establecimientos de restauración y ocio nocturno. El mapa estratégico de ruidos abre el melón de los bares: durante su elaboración se decidió hacer un estudio aparte de esas zonas, en las que se producían registraban denuncias vecinales por los niveles acústicos relacionados con la actividad de restauración. Las mediciones efectuadas con sonómetros detectaron que efectivamente en puntos de esas zonas los niveles de ruido nocturnos superaban las recomendaciones de la OMS, con hasta 70 decibelios nocturnos en la calle Trafalgar (para 55 de límite) o más de 70 decibelios en la tarde y noche en la galería de la calle Convento.
El estudio realizado detectó cinco zonas problemáticas: el tramo de Capitán Ontañón frente al parque, la plaza Marqués de Verboom, la galería de Alfonso XI, la Plaza de Europa y la calle Trafalgar. Son áreas susceptibles de ser declaradas zonas de protección acústica especial, lo que significaría que se pondrían en marcha planes de actuación específicos para disminuir el nivel de ruido.
¿Qué medidas prevé la normativa para este tipo de zonas? En el caso de que las actividades económicas sean el origen de las perturbaciones, especifica el decreto de la Junta de Andalucía, el plan podría recoger medidas como no autorizar la puesta en marcha, ampliación, modificación o traslado de un emisor acústico que incremente los valores de los índices de inmisión existentes; favorecer la apertura de actividades menos contaminantes acústicamente que las existentes o “cualquier otra que se estime oportuno adoptar”. Ahí queda margen para las limitaciones horarias, más controles o el establecimiento de condiciones más restrictivas para las nuevas actividades económicas. En todos los casos, advierte la norma, los responsables de las medidas deberán indicar la cuantificación económica de las mismas y, cuando sea posible, un proyecto de financiación.
La declaración de zona de protección acústica especial tiene que ser formulada por el Ayuntamiento de Algeciras. La delegada de Medio Ambiente remarca que en todo caso, el proceso “estará marcado por el diálogo. Si hay que aplicar medidas será por consenso con los vecinos y los propietarios de los establecimientos”. El objetivo es hacer compatible el derecho al descanso con la actividad económica y el derecho al ocio. La declaración de este tipo de zona conlleva también un proceso de información pública, en el que los interesados pueden alegar.
El Ayuntamiento establecerá un plazo de vigencia de las zonas acústicas especiales. Si al finalizar se siguen superando los niveles establecidos, se prorrogarán automáticamente.