Vicente Tapia se enfrenta a seis años de cárcel por contaminación, lesiones y prevaricación. Unos vecinos interpusieron más de 30 denuncias por el ruido de una carpa de bodas sin licencia.

El alcalde de Nueva CarteyaVicente Tapia (IU), se sentará el próximo 11 de noviembre en el banquillo de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial acusado de presuntos delitos de contaminación acústica, lesiones y prevaricación por, supuestamente, permitir elevados niveles de ruido en una carpa donde se celebraban bodas y bautizos. La Fiscalía Provincial de Córdoba solicita seis años y cuatro meses de prisión. En el banquillo también se sentará el propietario del local, que se enfrenta a cuatro años de cárcel.

Según relata el Ministerio Público en su informe provisional de acusación, el establecimiento cuenta con licencia de actividad desde junio de 2008 como bar-restaurante, aunque desde antes (2007) el propietario “ha organizado todo tipo de celebraciones, como bodas, bautizos y comuniones utilizando las propias instalaciones del hotel y dos carpas que no cuentan con ningún tipo de licencia”.

La causa judicial parte de un matrimonio, cuya vivienda se encuentra a “unos ocho metros de distancia”. El texto del fiscal asegura que la actividad hostelera “se desarrollaba con un alto nivel de ruido”, por el que los denunciantes llegaron a interponer más de 30 denuncias ante la Policía Local, “sin que el Ayuntamiento y su alcalde hayan acordado medida alguna para solucionar o siquiera paliar el problema y no se ha ordenado incoar procedimiento sancionador por estos hechos”.

Así, “ante la falta de atención” del empresario y del regidor, quienes según el fiscal “conocían perfectamente la situación”, el 14 de febrero de 2016 el vecino denunció ante la Guardia Civil, que lo acompañó “y pudo comprobar el ruido con la presencia de más de cien personas en la celebración”. Los agentes remitieron el atestado al juzgado de guardia de Cabra, que inició las diligencias oportunas y encargó una medición acústica.

Según el Ministerio Público, desde 2016 la denunciante ha recibido “en múltiples ocasiones” asistencia del médico de Atención Primaria y del Servicio de Urgencias “por el ruido prolongado durante más de diez años, por insomnio y crisis de ansiedad en relación con el ruido del local”. Ha precisado igualmente de tratamiento médico con ansiolíticos e hipnóticos como consecuencia de un trastorno adaptativo con sintomatología ansioso-depresiva. Y todo ello por el “ruido excesivo”.