La actividad ha presentado un proyecto para intentar reducir el ruido que genera el agua cuando se lavan los coches. Una vez instaladas el ayuntamiento realizará una medición para comprobar si cumple la normativa. Los afectados afirman que es «insoportable». Un centenar ha denunciado la situación al consistorio

Las quejas de los vecinos obligan al lavadero del Vivero a instalar pantallas para aislar el ruido. El servicio lleva casi una semana cerrado y precintado, con un cartel en el que puede leerse: «Cerrado por mantenimiento. Disculpen las molestias». Según ha informado el ayuntamiento a este diario los gestores de esta instalación ya han presentado un proyecto para colocar estas placas. Después el consistorio realizará una medición para comprobar si el nivel de ruidos que emite cumple con la normativa.

Los afectados llevan denunciando esta situación desde que abriera el lavadero. Hace más de dos meses un centenar de ellos envió al ayuntamiento un escrito en el que solicitaban la realización de una medición real de la actividad, aunque por el momento no han recibido respuesta. En el documento solicitan que «se revisen exhaustivamente los ruidos provocados por el lavadero de coches del Vivero. No solo son molestísimos los ruidos, que a entender de muchos superan con creces los máximos permitidos, sino que nuestra salud emocional y mental comienza a verse claramente perjudicada». Dice uno de los vecinos en su denuncia, que ruega se lleven a cabo «las actuaciones pertinentes para que esa actividad dañina para la salud, cese».

En ese mismo escrito reclaman al ayuntamiento que realice una medición «con todas las garantías» y «sin avisar previamente» al lavadero. Y es que, tal y como informó este diario, consideran que las que se han realizado con anterioridad para evaluar el ruido que genera la actividad no se ajustan a la realidad porque sospechan que los gerentes del lavadero bajaban la presión del agua cuando la misma se llevaba a cabo. Grabaron incluso uno de esos momentos y lo compararon con el ruido que sonaba habitualmente. La diferencia es apreciable.

Ante esta sospecha los vecinos encargaron una medición que arrojaba que el lavadero emitía hasta 80 decibelios de día. No se trataba de una medición oficial, ya que fue realizada por un aparejador que tiene estos medidores para controlar el ruido de las obras que realiza, pero sí están homologados. Han encargado además un análisis más exhaustivo al laboratorio de acústica de la Escuela Politécnica, que adjuntarán a una denuncia que quieren presentar en los juzgados para exigir una solución al problema. Esa medición aún no se ha realizado por lo que tampoco han podido presentar todavía esa denuncia en el palacio de justicia.

El del Vivero ha tomado la misma determinación que ya hizo el lavadero de Mejostilla. Este último también ha instalado pantallas antirruido para reducir las emisiones. Además pasó de abrir las 24 horas al día a hacerlo de lunes a viernes es de 7.00 a 23.00 horas y los fines de semana y festivos de 9.00 a 22.00 horas. En este caso el ayuntamiento decidió precintar el negocio también ante las quejas de los vecinos. Estuvo cerrado un año y medio. En estos momentos, según afirma el propio ayuntamiento, el lavadero cuenta con todos los permisos en regla y cumple con la normativa de ruidos.

Según la legislación europea, los niveles máximos que puede soportar un ciudadano en su vivienda no deben ser superiores a 55 decibelios de día y a 45 de noche. Y fija además que, a partir de los 70 decibelios, el ruido es perjudicial para la salud. En Extremadura la ley de ruido establece que a una vivienda no pueden llegar más de 60 decibelios de día y 45 de noche.