La contaminación acústica provoca 12 mil muertes prematuras en Europa y produce problemas en la calidad de vida de unos 22 millones de europeos.

A menudo se habla de cómo la contaminación atmosférica perjudica a la salud, pero no es la única, pues según el informe Environmental noise in Europe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), la contaminación acústica es casi tan peligrosa. Se calcula que puede estar causando unas 12 mil muertes prematuras al año y que el 20% de la población del Continente -unos 100 millones de personas- está expuesta a un nivel de ruido potencialmente dañino. Además, es poco probable que este número disminuya significativamente en los próximos años, sobre todo debido al crecimiento urbano y al tráfico. Y es que, aunque sea ‘más silenciosa’, la contaminación acústica también puede perjudicar seriamente nuestra salud.

¿Qué se considera contaminación acústica?

No todos los sonidos que escuchamos son considerados contaminación acústica. La OMS considera que un ruido es potencialmente perjudicial cuando es superior a 65 decibelios (dB), especialmente a partir de los 75 dB; y muy perjudicial cuando supera los 120 db. Además, por encima de 30 dB, perjudica seriamente el sueño e impide que este sea reparador.

Hay varios sonidos que pueden superar ampliamente estos valores, pero en Europa, las principales fuentes de contaminación acústica son:

El trafico rodado: Es la principal fuente de contaminación acústica en las ciudades. El sonido de un claxon, por ejemplo, puede alcanzar fácilmente los 90 db y el de un autobús 100 dB.

El tráfico aéreo. El sonido de un avión produce unos 130 dB.

Obras. Una taladradora, uno de los sonidos más habituales en las obras, producen unos 110 dB.

Restauración y ocio nocturno. El sonido que se produce en terrazas de bares y restaurantes, así como las discotecas o pubs puede llegar a ser superior a los 110 dB.

Animales. El ladrido de un perro, aunque breve, puede alcanzar los 80 dB.

Industrias. Dependiendo del tipo de industria, puede generar ruidos de entre 40 a 139 dB.

Cuando más ruido, peor calidad de vida y peor salud

A largo plazo, la exposición a la contaminación acústica de manera continuada puede provocar o contribuir a provocar serios problemas de salud, desde psicológicos por el aumento del estrés, hasta aumentar las probabilidades de padecer algunos tipos de cáncer.

En informe citado anteriormente, se estima que 12 mil muertes en nuestro continente están directamente relacionadas con el ruido, muertes que estarían causadas por un aumento de las enfermedades cardiovasculares o por lo problemas para dormir a causa del ruido, algo que afecta a 6,5 millones de europeos, “la exposición prolongada al ruido puede afectar de distintas formas a la salud, produciendo molestias, trastornos del sueño, efectos perjudiciales en los sistemas cardiovascular y metabólico, y deficiencias cognitivas en los niños”, asegura Eulalia Peris, experta en ruido de la Agencia Europea de Medio Ambiente, “los datos actuales permiten deducir que el ruido ambiental es una de las causas que provocan 48 000 nuevos casos de cardiopatía isquémica al año, y se calcula que 22 millones de personas sufren molestias crónicas importantes y que 6,5 millones de personas padecen alteraciones del sueño graves y crónicas. También puede provocar deficiencias cognitivas en los niños”.

En general, los daños para la salud de una exposición prolongada al ruido son:

Molestias a nivel psicológico. Es una de las respuestas más prevalentes al ruido y se describe como una reacción al estrés provocado por el ruido. Este puede manifestarse en una amplia gama de sentimientos negativos, como perturbación, insatisfacción, angustia o irritabilidad. Este estrés, a corto plazo, disminuye considerablemente la calidad de vida (por ejemplo, pueden aparecer tinitus, que son muy estresantes), y a la larga, puede traducirse en un estrés biológico que ocasione enfermedades a largo plazo, como cardiovasculares, respiratorias e incluso el cáncer. 22 millones de personas en Europa aseguran tener molestias de este tipo debido al ruido.

Trastornos del sueño. El sueño fragmentado que provoca el sueño puede tener impactos en el estado de alerta, el rendimiento en el trabajo y la calidad de vida. Además, no dormir suficiente produce cambios en el metabolismo de la glucosa y la regulación del apetito, deteriora la consolidación de la memoria y disfunción de los vasos sanguíneos. A la larga, también puede provocar problemas de salud cardiovascular. 6,5 millones de personas en Europa padecen alteraciones en el sueño debido a la contaminación acústica.

Efectos a nivel cardiovascular y metabólico. El ruido es un factor de riesgo importante para las enfermedades crónicas. La exposición al ruido activa las reacciones de estrés en el cuerpo, lo que lleva a un aumento de la presión arterial, un ritmo cardíaco cambiante y una liberación de hormonas del estrés. Además, los efectos cardiovasculares y metabólicos relacionados con la exposición al ruido también pueden ser consecuencia de una reducción en la calidad del sueño, como acabamos de mencionar. Esto se puede traducir, además, en un aumento de algunos tipos de cáncer y en un mayor número de accidentes cerebro y cardiovasculares.

Alteraciones el desarrollo cognitivo de los niños. El ruido, tanto en las aulas como en casa, especialmente el provocado por los aviones, afecta a los niños de muchas maneras, incluida la disminución de su motivación y la reducción del habla. Además del estrés que les provoca, a nivel cognitivo puede afectar a su aprendizaje, pues pueden experimentar hiperactividad, una menor capacidad de lectura, memoria y un peor rendimiento académico en general. En Europa, 12.500 niños de entre siete y 17 años tienen problemas en el aprendizaje de la lectura debido solo al ruido de los aviones.

Fuente: 20minutos.es