La Audiencia de Sevilla condena a una discoteca de la Alameda por el exceso de ruido tras doce años de conflicto con los vecinos, a los que tiene que indemnizar además con 10.500 euros

La Audiencia de Sevilla ha condenado a la discoteca Kafka, ubicada en la calle Faustino Álvarez de la Alameda, por el exceso de ruido que los vecinos llevan soportando desde hace 12 años y que les obligó a acudir a los tribunales ante la aparente pasividad del Ayuntamiento para acabar con el problema. La sentencia, que supone una victoria de la asociación de vecinos Alameda Norte de Sevilla, condena además al negocio a indemnizar con un total de 10.500 euros a cuatro de los vecinos que residen en la zona.

La Sección Octava de la Audiencia de Sevilla ha confirmado la sentencia que en marzo de este año dictó el juzgado de Primera Instancia número 20 de Sevilla, que ha ordenado el “cese inmediato de la actividad” de la discoteca Kafka hasta que se “adopten las medidas de insonorización que den lugar al cumplimiento de los límites establecidos por la normativa” y se compruebe asimismo que el local cumple las medidas de aislamiento acústico.

Los representantes de la Asociación de vecinos Alameda Norte de Sevilla, Antonio Vázquez y Rosa Moratilla, han mostrado a este periódico su satisfacción por esta sentencia de la Audiencia, que aunque todavía puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, crea un “precedente importante”. Los vecinos destacan la batalla que durante los últimos 12 años han emprendido para luchar por su derecho al descanso. “Detrás de estos años hay mucho sufrimiento de los vecinos, algunos de los cuales se han tenido que ir del barrio, han visto cómo se devaluaba el precio de sus viviendas entre un 25 y un 30%, y han sufrido muchas noches de insomnio“.

“EL RUIDO ERA COMO SI TOCARA UNA BANDA DE TAMBORES Y CORNETAS DENTRO DEL EDIFICIO”

Antonio Vázquez recuerda cómo en el juicio el perito explicó gráficamente que el nivel de ruido generado por el local era como “si tocara una banda de tambores y cornetas en el interior del edificio en plena madrugada”.

Los vecinos denuncian la “ineficacia” del Ayuntamiento en materia de la lucha contra la contaminación acústica, puesto que ni siquiera se realizan las mediciones por “falta de personal o de presupuesto”, y ello obligó a la comunidad de propietarios a tener que emprender la vía judicial. “Si se hubieran hecho inspecciones se podría haber evitado, pero el Ayuntamiento no tiene voluntad política para poner coto a estas cosas”, lamenta Antonio Vázquez, que no obstante señala que en su día sí recibieron ayuda en el distrito Casco Antiguo.

Los vecinos piden ahora, de nuevo, ayuda al Ayuntamiento para que esta sentencia “se cumpla” y desde el Consistorio se hagan nuevas inspecciones porque entienden que hay una serie de “instrumentos administrativos muy potentes para clausurar la actividad. Necesitamos que el Ayuntamiento nos ayude, no puede ser nuestro enemigo y le lanzamos un SOS”.

Para los representantes vecinales, la única medida real para combatir el exceso de ruido es “sacar esa actividad de una zona residencial o que se clausure la misma por incumplir las ordenanzas municipales”. Antonio Vázquez indica que hay dos Alamedas: “la de día, con actividades festivas y deportivas, y la de la noche, que es una selva”.

En cualquier caso, están satisfechos porque “pocas veces una asociación de vecinos gana esta batalla”, algo que atribuyen a la perseverancia y a no “haber tirado la toalla” desde que comenzaron los problemas en el año 2007.

La sentencia del juzgado de Primera Instancia, ahora confirmada por la Audiencia de Sevilla, declara como hechos probados que desde el comienzo de la actividad, la discoteca Kafka ha “incumplido el horario de cierre del establecimiento, rebasado el aforo máximo permitido y transmitido a viviendas ruidos y vibraciones procedente de los equipos de música y altavoces”.

Así, recuerda que la dirección general de Medio Ambiente del Ayuntamiento le impuso en abril de 2012 la clausura de la actividad por dos años y una multa de 30.000 euros por cinco infracciones “por la obstrucción de la salida de emergencia, el exceso del aforo permitido de 115 personas cuando durante la inspección de las fuerzas del orden público en la madrugada del 7 de octubre había 258 personas”, así como seguir abierto cerca de las cinco de la mañana –el horario permitido era hasta las tres– y permitir “fumar en el interior y servir bebidas alcohólicas a menores y consumo de drogas”. La multa fue recurrida ante los tribunales de lo Contencioso-Administrativo, que confirmaron la sanción impuesta.

LOS RUIDOS ERAN “ESPECIALMENTE MOLESTOS” AL SER DE BAJA FRECUENCIA GENERADOS POR MÚSICA ELECTRÓNICA

Dice el fallo que en las mediciones realizadas en las viviendas afectadas por los ruidos en el año 2016 se detectaron niveles por encima de los legalmente permitidos y el local fue precintado en noviembre de 2017, en ejecución de la sanción impuesta por el Ayuntamiento hispalense. En concreto, superaban en más de seis decibelios los límites de la normativa y resultaban “especialmente molestos al tratarse de ruidos de baja frecuencia generados por altavoces de música electrónico transmitidos a los dos dormitorios de la vivienda en la que se hicieron las pruebas de madrugada”.

El juez recuerda que aunque el local tiene licencia para bar con música sin cocina, el negocio “funciona como un disco-pub o discoteca con música pregrabada electrónica con actuaciones programadas de discjokeys”.

Los ruidos excesivos y los reiterados incumplimientos del horario de cierre, prosigue el fallo, se corroboran con otras pruebas como las numerosas denuncias presentadas por los vecinos desde 2007, y que se reiteraron en otros años, e incluso “el último desalojo del local” se produjo en junio de este año, aseguran los vecinos.

Ahora el tribunal ha ratificado el “cese inmediato” de la actividad de la discoteca hasta que se adopten las medidas de insonorización y se cumplan los límites de ruido. Y los vecinos confían en que el Ayuntamiento ayude a que la sentencia no quede en algo simbólico, sino que se ejecute realmente.