JOAQUÍN SABINA nos advirtió en una de sus mejores canciones que el ruido no permite escuchar ni el final

Ni mucho menos las palabras de las personas con la que paseas un domingo por la mañana en la Feria del libro de antiguo y de ocasión de Alicante, instalada en la avenida Federico Soto, si tienes la mala suerte de coincidir en esos momentos con una concentración de moteros quienes, disfrazados de Papá Noel para una acción benéfica, desean compartir en atronadora comunión la confesión de su amor por los tubos de escape. ¡Qué lejos quedó esa romántica imagen de Nanni Moretti recorriendo las calles de Roma con su Vespa verde! En su marcha los practicantes del credo motero pasaron por la plaza del Ayuntamiento al tiempo que se celebraba el certamen de villancicos de las Hogueras. Los representantes de las fiestas más populares, profesionales reconocidos del ruido en las noches festivas más importantes de la ciudad y en barbacoas y otros encuentros que celebran durante todo el año, se enfadaron. Y su malestar lo convirtió en crítica política Paco Sanguino del PSOE advirtiendo la falta de coordinación de los responsables municipales que generó molestias a los foguerers en su acto cultural protagonizado por los más pequeños.

Sucia y ruidosa son las dos etiquetas que poco a poco se han ido apoderando de la ciudad de Alicante de forma irremediable y que en este año que va terminando se ha ido afianzado. Muchos ciudadanos han asimilado esta realidad hasta el punto de no sentir sus inconvenientes. Otros, como los vecinos afectados por las zonas de marcha de la ciudad han recurrido a la Justicia para intentar revertir la situación. Cierto es que conseguida una primera victoria, necesitan que quienes han abusado del dejar hacer político y han hecho buen negocios en estos años de descontrol entienda que deben buscar nuevos espacios para su ruidosa actividad, en la línea que apuntó Héctor Fernández en estas páginas con su reflexión Si yo tuviera un local de copas en el centro de Alicante. Del gobierno del PP-Cs que ha decidido adoptar una actitud beligerante recurriendo el fallo judicial y con problemas técnicos para publicar los datos de la contaminación acústica (con los sonómetros que los propios vecinos consiguieron que se instalaran) en uno de los fines de semana más intenso poco pueden esperar salvo ruido, demasiado ruido. Tanto, tanto ruido.

Fuente: elmundo.es