Medina asegura que se han tomado las medidas correctoras para reducir el impacto acordadas con los vecinos y estos piden que se traslade la fiesta

Es un ruido ensordecedor, un tremendo murmullo que sale de una gran masa humana. Aquello es tierra de nadie”. De esta manera explicaban este martes los vecinos el impacto que produce en los residentes de Vegueta y Triana la celebración del Carnaval de Día, durante la celebración de la primera vista del procedimiento abierto por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 5 para resolver el recurso presentando por un grupo de residentes del casco histórico contra la celebración del evento, que atrae a miles de personas. Un grupo de vecinos, además de reclamar la nulidad de las resoluciones que amparan el Carnaval de día al considerar que se ha producido infracción del procedimiento por falta de estudios preceptivos, piden el traslado de la fiesta a otra zona no residencial y una indemnización por los perjuicios causados a su salud y a sus viviendas. La concejala de Carnaval, Inmaculada Medina, que acudió en representación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, como demandada, aseguró que en la fiesta de 2019 se tomaron “todas” las medidas correctoras de ruido, seguridad, reducción de horarios y limpieza que se “acordaron” con los vecinos.

La opinión de tres vecinos que acudieron como testigos y de la abogada de los denunciantes, Yomara García Viera, es diametralmente opuesta. Todos ellos insistieron en la existencia de un ruido infernal imposible de soportar, de aglomeraciones de miles y miles de personas, de un griterío que retumba en las calles de Vegueta, de ríos de orines mezclados con vómitos corriendo por las calles y entrando en las casas. Hasta las cuatro de la mañana, aseguraron, es imposible dormir porque cuando se acaba la fiesta llegan los equipos de limpieza con máquinas que trabajan hasta la madrugada.

“Los vecinos”, sostuvo una de las testigos Lidia López, “también tenemos vida y derecho a la salud y al descanso. Es un ruido constante, una tortura. Ese ruido de la gente, esos gritos, nos lo tragamos los vecinos y también los orines, que han entrado en mi casa. Yo he visto correr los orines por la calle y también el consumo de drogas en los alféizares de las ventanas. Aquello parece un chiquero. Los vecinos tenemos que quitar la porquería de nuestras casas”. La policía, añadió, “hace acto de presencia, pero la gente campa a sus anchas. Se ve una totalmente indefensa. No es un evento familiar, es un despropósito”. Algo parecido relató Pepa Sánchez, presidenta de la asociación de vecinos Triana San Telmo, quien aseguró que se “blinda” en su casa durante las celebraciones del Carnaval en Vegueta. Durante las fiestas, dijo, “la vida es totalmente imposible.No se puede salir de casa. Hasta la mañana, ahí no duerme nadie por el ruido ensordecedor. Los vecinos se ven casi imposibilitados de salir de sus casas. Los vecinos tienen todas las puertas orinadas y vomitadas. Es un desastre y luego viene la limpieza, que está deteriorando la piedra de cantería y el patrimonio histórico. Ahí no hay respeto ni nada de nada. Aquello es tierra de nadie”.

Por su parte, Airam González, portavoz de la asociación de vecinos Vegueta Triana consideró que la fiesta en sí “es un botellón permanente; antes, durante y después” y resaltó la colocación de los altavoces justo delante de las casas de los vecinos en Mendizábal.

La concejala Medina, por su parte, se refirió a las reuniones que ha mantenido con los vecinos y con su abogada para tratar de minimizar el impacto de la fiesta. Al respecto, sostuvo que “se han adoptado todas las medidas correctoras acordadas con los vecinos. No solo se han reducido los decibelios sino que se han intensificado las tareas de limpieza. A las siete de la tarde se reduce la música para que la gente empiece a desalojar la zona. También se ha incrementado la presencia policial y las medidas de seguridad”. Afirmó que los acuerdos persiguen que los “vecinos de Vegueta no pasen lo que sufrieron los de Santa Catalina por no tomar decisiones a tiempo”.

No nos estamos cargando el patrimonio”, aseveró en torno a los efectos de la limpieza de choque posterior a la fiesta. “Le estamos dando más vida a la ciudad de la que nunca ha tenido. Yo no tengo conocimiento de que se haya producido algún daño”, subrayó, al tiempo que achacó el deterioro de las viviendas de los denunciantes al “paso del tiempo”. A los vecinos, se quejó, “también les molesta los ruidos de la limpieza. Es la queja por la queja. La queja por lo que hago y la queja por las medidas” para controlar los efectos. “¿Es usted consciente de que existe una servidumbre para esos ciudadanos”?, le preguntó a la responsable del Carnaval el magistrado Ángel Teba, quien quiso saber también qué tipos de vehículos y maquinaria se utiliza y hasta qué hora se prolongan esos trabajos tras la celebración del evento. La limpieza, respondió, se desarrolla hasta las dos de la mañana y luego a las seis empieza otro equipo, unos trabajos que, reconoció, generan ruido, no sólo por las máquinas sino porque “además, van hombres y mujeres que hablan entre ellos”.

Por su parte, la letrada de los denuciantes señaló que las únicas medidas correctoras respecto a la música sólo se tomaron en las calles de Mendizábal y La Pelota porque en la carretera del centro “no había limitación de sonido” y se superaron los 90 decibelios. Añadió que la resolución de las medidas correctoras se emitió sin el preceptivo estudio de afección de dichas medidas que, según los vecinos son insuficientes. “Con una aglomeración de más de 20.000 personas, no caben medidas correctoras porque las calles son muy estrechas y sólo con el ruido del público se generan molestias”, sostienen los vecinos.

Declararon también dos policías locales, a petición del Ayuntamiento, que no pudieron aportar nada sobre los temas denunciados, porque estuvieron en la carretera del centro y sólo hasta las cinco de la tarde del día que se celebró el Carnaval de Día de Vegueta.

El próximo 23 de marzo declararán los peritos sobre el impcto de la fiesta.

El Ayuntamiento fue condenado el pasado año a indemnizar a este grupo de vecinos por los perjuicios causados por las fiestas del Oktoberfest y las Campanadas de Agosto celebradas en Vegueta en 2018. En ambos casos, los jueces consideraron que se habían vulnerado derechos fundamentales. La abogada Yomara García representó también a los vecinos del Edificio Simón Bolívar, cuya denuncia llevó al juez a suspender los mogollones de Santa Catalina.