Una sentencia obliga al consistorio a pagar esta multa a un vecino «por el sufrimiento»

El Ayuntamiento de Vila-seca deberá abonar a un vecino de la calle Amadeu Vives de La Pineda 5.000 euros «por el sufrimiento derivado de la inactividad (municipal)» para reducir el exceso de decibelios de la discoteca Pacha.
La sentencia a la que ha tenido acceso el Diari la ha firmado la magistrada del Juzgado del Contencioso Administrativo número 1 de Tarragona y en la que además de obligar al pago (la sentencia es firme puesto que el consistorio ha declinado recurrir) se ordena que «adopte, en el plazo más breve posible, todas aquellas actuaciones y resoluciones oportunas para que cesen las inmisiones y que proceda a ordenar a una completa insonorización de la discoteca y a su recinto».

La segunda parte del fallo deberá adaptarse a la nueva situación de la pandemia, ya que la discoteca en 2020 no ha podido abrir como pretendía y los problemas de ruido de lo que se han quejado en reiteradas ocasiones los vecinos más próximos al recinto han disminuido ante la clausura provisional del local de ocio.
Los hechos denunciados por un particular y apoyados por la comunidad de propietarios donde reside se remontan al 20 abril de 2019 y fechas posteriores. Aquella madrugada, el vecino llamó tres veces a la Policía Local quejándose de que «la discoteca Pacha tenía el volumen de música demasiado fuerte». La patrulla comprobó que el ruido y la música que se oía era el que se escuchaba siempre, sin entrar a valorar si era muy alto o el adecuado.

Desde el 20 de abril, el vecino no cejó en su empeño en dejar constancia de la imposibilidad de conciliar el sueño como tampoco la de vivir en su piso. Se colocó una doble ventana, pero aún asi el ruido entraba en el piso.

En cada una de las llamadas, la Policía Local se personó y levantó acta. El 4 de mayo, por ejemplo, se dejó constancia de que el ruido procedía de seis altavoces situados en la terraza y que estaban allí porque se celebraba una fiesta con 100 personas.

En otras ocasiones, el ruido procedía de los coches del aparcamiento y de los clientes, que lejos de marcharse, continuaban la fiesta con los vehículos abiertos y la música a todo volumen.

Aquel 4 de mayo se realizó una sonometría para dejar constancia del volumen y el número de decibelios. En la casa particular los decibelios fueron 40 con las ventanas cerradas y casi 60 abiertas. En la terraza de la fiesta, la cifra rozó los 71 decibelios.

Sonometría 

La zona donde se encuentra la discoteca, en la plaza de la Cançó Catalana, se considera de sensibilidad acústica moderada y en consecuencia los 70 decibelios de la discoteca no cumplen con el Reglamento de la Ley 16/1922 de protección contra la contaminación acústica. Las actas reiteradas continuaron y ninguna de ella terminó en expediente sancionador, recoge la sentencia. «Todo este material probatorio es indicativo de la inactividad del Ayuntamiento», expresa la magistrada, quien considera «acreditada pues la no solo pasividad sino permitir con total inmunidad que el Ayuntamiento haga oídos sordos a todas las actuaciones efectuadas en la discoteca Pacha con ocasión de las reiteradas denuncias».

La jueza deja claro que «no se trata de acabar con las fiestas, pero sí de poner límites, regularlas, de manera que perjudiquen menos a terceros». Además de condenar a indemnizar al vecino también ordena al consistorio a «realizar todas aquellas actuaciones y resoluciones oportunas para que cesen las inmisiones, a fin de preservar los derechos fundamentales además de una completa insonorización de la discoteca».

Y le pide que haya un control exhaustivo del negocio: edad de los clientes, control de aforo durante cuatro meses y control de decibelios los fines de semana por espacio de nueve meses.

Fuentes del Ayuntamiento dijeron que el Consitorio acatará la sentencia y no recurrirá.